Las fortalezas del sistema electoral costarricense no descansan, exclusivamente, en las previsiones normativas o en la fortaleza del organismo electoral sino, también, en el sistema de partidos políticos y la participación de los ciudadanos, pilares esenciales y que no deben ser descuidados si se quiere seguir viviendo en democracia. El nuevo Código Electoral, que entró en vigencia el 2 de setiembre de 2009, incorpora al derecho electoral costarricense importantes principios, mecanismos jurisdiccionales e instituciones que ya habían sido desarrollados por la jurisprudencia del TSE, así como otros novedosos, que vienen a dar más efectividad y seguridad al proceso democrático.