Señala de manera breve los cambios, repercusiones y desafíos que las elecciones generales celebradas el 2 de febrero de 2014 representaron para el Tribunal Supremo de Elecciones, y cómo el organismo electoral tomó las lecciones aprendidas como punto de partida para seguir garantizando la estabilidad democrática establecida desde la promulgación de la Constitución Política de 1949.