El artículo versa sobre el proceso de transición hacia el voto electrónico que experimenta Costa Rica. Analiza la normativa que habilita al Tribunal Supremo de Elecciones para implementarlo, la evolución tecnológica del proceso electoral, los criterios de éxito para lograrlo, la situación que se pretende mejorar, la experiencia de un plan piloto en el año 2002 y las expectativas futuras para la automatización del voto en 2010. Concluye que conviene dar ese paso y que existen las condiciones necesarias para hacerlo: disponibilidad tecnológica, suficiente madurez democrática, mecanismo solvente de cedulación, padrón altamente confiable y percepción ciudadana muy positiva respecto de este proyectado salto tecnológico. Todo ello sienta bases sólidas para augurar un resultado exitoso en el esfuerzo por la automatización del sufragio.